Incendio en un local de comida rápida desata alarma en Benidorm
Incendio en un local de comida rápida desata alarma en Benidorm
Pasaban unos minutos del mediodía en Benidorm cuando el aroma habitual a fritura de patatas y pollo rebozado fue sustituido por el penetrante olor a humo. En pleno centro, en una de esas calles donde los turistas se amontonan buscando hamburguesas, kebabs y algo que les recuerde a casa, el susto se coló por la rendija de un conducto de ventilación. Un incendio en un local de comida rápida había desatado la alarma.
La columna de humo no tardó en asomar por las salidas de aire. Se originó en la campana extractora de una cocina profesional que, como tantas, trabaja sin descanso desde que se encienden las planchas hasta que se friegan los últimos utensilios de la noche. El sistema, viejo y sobrecargado, acumulaba grasa como si fuera patrimonio del negocio. Esa grasa, convertida en combustible, hizo combustión, y la chispa prendió como si la hubieran esperado.
Los bomberos del Consorcio Provincial de Alicante actuaron con rapidez. Desplegaron unidades, acordonaron la zona y, en cuestión de minutos, colocaron ventiladores de presión positiva para contener el avance de los gases calientes. El protocolo funcionó, pero la pregunta quedó en el aire: ¿y si no hubieran llegado a tiempo?
En un escenario así, la clave para contener el fuego no está en la rapidez de los bomberos, sino en la prevención silenciosa de un sistema que muchos subestiman: los sistemas automáticos de extinción de incendios en cocinas industriales. Cuando estos dispositivos están correctamente instalados y mantenidos, actúan al primer indicio de calor o llama, sofocando el fuego antes de que tenga tiempo de propagarse.
La extracción de humos: un talón de Aquiles en la hostelería
Lo que sucedió en Benidorm no es una excepción. Las campanas extractoras, especialmente en locales de alto volumen de cocina rápida, acumulan residuos inflamables en cuestión de días. Si no se limpian con la frecuencia debida o si no se cuenta con un sistema de extinción automático, el peligro es inminente. Y no hablamos solo de daños materiales. En espacios cerrados y concurridos, una chispa mal gestionada puede traducirse en tragedia.
Las autoridades no descartan que el fuego haya comenzado por un fallo eléctrico en el motor del extractor, lo cual no hace más que subrayar la necesidad de contar con tecnologías que actúen sin intervención humana. Porque cuando las llamas aparecen, cada segundo cuenta. Y contar con un sistema de extinción automática Valencia o en cualquier ciudad donde la hostelería hierve, no es ya un lujo: es un salvavidas.
¿Por qué sigue pasando?
Muchos locales priorizan la inversión en mobiliario, menaje o campañas de marketing, y postergan el gasto en protección pasiva contra incendios. Se trata de un error que puede costar caro. La normativa es clara, pero su aplicación depende del tipo de establecimiento, año de construcción, superficie útil y otros factores que, en la práctica, generan confusión. Lo cierto es que, normativa o no, el riesgo es real. Y no hay marketing que compense una mala gestión de riesgos.
Casos como el ocurrido recientemente en Barcelona lo confirman: un incendio en cocina de restaurante en Barcelona provocó una densa nube de humo que paralizó el centro de la ciudad durante más de una hora. En ambos casos, el denominador común fue la ausencia o fallo de un sistema de detección y extinción automático en la cocina.
Una inversión que salva negocios… y vidas
Implementar un sistema de extinción automática en una cocina industrial no solo garantiza la protección del local y sus empleados, sino que también puede marcar la diferencia frente a las aseguradoras y autoridades. Dispositivos como los que liberan agentes extintores directamente sobre la fuente del incendio han demostrado reducir los tiempos de respuesta en más de un 80%, evitando que el fuego se propague más allá del primer foco.
Además, existen soluciones adaptadas a cada tipo de cocina: desde las que operan con freidoras industriales hasta aquellas que cocinan con wok o planchas abiertas. El objetivo es siempre el mismo: que el fuego muera antes de que crezca.
Benidorm respira, pero el susto queda
El fuego fue sofocado. No hubo heridos. Pero el humo, invisible al final de la jornada, deja una estela de preguntas en el aire. ¿Cuántos locales funcionan hoy sin un sistema de protección adecuado? ¿Cuántos confían en la suerte o en el instinto de un cocinero cansado tras diez horas de jornada? ¿Cuántos esperan a que el incendio llegue para actuar?
Benidorm no fue noticia por una desgracia, sino por una intervención rápida y eficaz. Pero no siempre será así. La próxima chispa puede no perdonar.
Prevenir es la única estrategia viable
Desde las autoridades locales hasta los pequeños empresarios de hostelería, todos deben entender que los sistemas de extinción automática en cocinas industriales no son un extra ni una moda. Son parte del esqueleto del negocio. Sin ellos, cualquier restaurante está condenado a jugar con fuego.
En una ciudad donde el turismo no descansa, y donde cada cocina se convierte en un punto caliente día tras día, invertir en seguridad no es solo una cuestión legal. Es una cuestión ética. Porque el humo desaparece, pero las consecuencias pueden quedarse para siempre.