Evacuado un restaurante en Gijón por un incendio: “Por suerte, todo quedó en un susto”
Evacuado un restaurante en Gijón por un incendio: “Por suerte, todo quedó en un susto”
Gijón, mediodía de lunes. Una freidora, aceite ardiendo, humo negro, clientes evacuando el local entre toses y miradas atónitas. Un restaurante en pleno cruce de Manuel Llaneza con Decano Prendes Pando se convierte por unos minutos en el centro de todas las miradas, no por su carta ni por sus vinos, sino por una llamarada inesperada que puso en jaque la tranquilidad del barrio.
La historia es la de siempre, pero con final feliz: una cocina, una chispa, un susto, y, por fortuna, ningún herido. Pero en esta ocasión, lo que deja el incidente no es solo una anécdota más para contar entre vinos, sino una lección de seguridad que muchos locales de hostelería aún tienen pendiente de aprender: la necesidad imperiosa de contar con un sistema de extinción automática en cocinas industriales.
Mientras el humo comenzaba a trepar por las paredes de “El Quinto”, el restaurante-vinatería protagonista del suceso, el reloj marcaba las 12:15. Los comensales, sorprendidos, abandonaban la sala mientras el personal intentaba contener las llamas que nacieron de una freidora rebelde. Según relata Carmen Fernández, propietaria del local, “comenzamos a darle a la manilla para encenderla y de repente empezó a arder”. Un instante. Una chispa. Y la tranquilidad se convirtió en alerta máxima.
Y aquí entra en juego algo que muchas veces se deja para mañana, para el siguiente presupuesto, para cuando haya más tiempo: la extincion cocinas. Porque si esa campana industrial hubiese estado equipada con un sistema de extinción automática, hoy estaríamos hablando de un susto aún menor, casi invisible, sin camiones de bomberos ni calles cortadas.
La actuación rápida, sí… pero la prevención es aún más veloz
Dos dotaciones de bomberos, un camión con escalera, tres patrullas de la Policía Local, calles cortadas, tráfico desviado… Toda una operación de emergencia para sofocar un incendio que, aunque no dejó víctimas, sí sembró el caos durante varias horas en una de las zonas más transitadas de Gijón. La escena se repetía por la tarde, cuando pasadas las 20:30, el fuego se reactivaba, exigiendo de nuevo la presencia de los servicios de emergencia.
¿Cuánto habría costado evitar esto con una instalación adecuada? La respuesta no solo es económica, es también operativa. Contar con un precio sistema automático de extinción de incendios en cocinas al alcance de muchos negocios, puede marcar la diferencia entre una noche de cierre y una tragedia mayor.
Cuando el fuego habla, las campanas deben responder
Una campana extractora sin protección es como un coche sin cinturón. Puede que nunca lo necesites, hasta que lo necesites. Y entonces, ya es tarde. Las cocinas industriales son entornos de alto riesgo: calor, grasas, aceites, electricidad… Un solo elemento descontrolado puede hacer arder una cocina en segundos. Lo saben los profesionales de la hostelería y, sin embargo, aún hay demasiados locales sin los sistemas adecuados.
En este caso, el restaurante permanecerá cerrado al menos un día por los daños y por la necesidad de evaluar los efectos de las sustancias tóxicas generadas por la combustión. Un cierre inesperado que supone pérdidas económicas, cancelaciones de reservas y la angustia de un equipo de trabajo que solo desea volver a la normalidad.
Pero la normalidad no debe ser volver a la rutina sin más. La normalidad debería implicar revisar protocolos, actualizar equipos y apostar por la prevención como política empresarial. Y para quienes aún tengan dudas, basta con asomarse a un buen blog contra incendios para descubrir casos, recomendaciones y soluciones a medida para cada tipo de cocina.
¿Un susto? Sí. ¿Un aviso? También
Decía la dueña del local, aún con los nervios en la garganta, que “no ha habido daño personal, solo material”. Y es cierto. Pero los daños materiales también dejan cicatrices. A veces en el mármol, a veces en las cuentas del mes. Por eso, cada vez que un restaurante se ve obligado a evacuar a su clientela por un incendio, debemos preguntarnos cuántos de ellos están realmente preparados para una emergencia similar.
Los sistemas automáticos de extinción para campanas industriales están diseñados precisamente para esto: para detectar, actuar y sofocar el fuego incluso antes de que los humanos puedan hacerlo. Son rápidos, silenciosos, precisos y, lo más importante, salvan negocios y vidas. Apostar por ellos no es un gasto, es una inversión en tranquilidad.
El fuego no avisa, pero tú sí puedes estar listo
El incendio de Gijón nos recuerda lo frágil que es todo en el mundo de la hostelería. Un segundo de despiste, una freidora encendida, y todo cambia. Pero también nos recuerda que hay soluciones. Que no estamos indefensos. Y que apostar por sistemas de extinción automática no es opcional, sino imprescindible.
Porque aunque hoy podamos decir que “todo quedó en un susto”, la próxima vez el titular podría ser muy distinto.
